La disputa por la palabra es la lucha por la soberanía.
Hace pocos días un amigo de la familia me decía a los gritos: “…es que el discurso cambió, ahora te mienten a la cara y la gente se lo cree, te dicen que bajó la inflación y cómo se lo desmentís? Te dicen que la deuda la tomó Cristina y aunque sea una mentira se lo creen! Te dicen que ahora se acabaron los negociados de los punteros y que lo que más aumentó el gobierno es la AUH y la tarjeta Alimentar y qué les decís? A la gente no le importan los Brics, le importa que no subió el dólar! Ellos juegan al flege (alusión al tenis a jugar al límite, incluso arriesgando perder) y nosotros no. Y por eso quedamos del lado de los perdedores.”
Muestra de angustia ante esta época de ostracismo. No es que mi amigo haya renunciado a sus principios del “Bien Común” (habría que definirlo y redefinirlo) es que no ve por dónde seguir ante la sensación de falta de representatividad política.
Coincido con el análisis, las lógicas de la comunicación y de las relaciones de poder cambiaron, están cambiando. ¿Los discursos de la UCR y del peronismo son anacrónicos?
El debate argumentativo pierde peso ante los supuestos bien gritados y la información dudosa, falseada o segmentada. Mauricio jugaba a las semi-verdades. Ahora gritan canalladas y algunos los aplauden. Esos algunos también son argentinos, votan y participan de la construcción de un futuro. El negacionismo en múltiples temáticas: antivacunas, anti cambio climático, terraplanistas, dinonegacionistas -si, hay un grupo de personas que creen que los paleontólogos “plantan” huesos para sostener la mentira de que alguna vez existieron los dinosaurios, cua!- canaliza la vanalidad del mal, donde todo es un meme: el crimen no paga. La ignorancia y desidia nos gobierna.
¿Y dónde está la oposición? El partido de los trabajadores. ¿Y la CGT?
En principio no parecen reunir suficiente capital político, si observamos los resultados electorales de los últimos años y los recientes en las provincias del NOA.
Incluso sólo ver las encuestas de las próximas elecciones de CABA, si hay bastión oligarca… Toda la derecha suma el 50% fácil. Si tiene una oportunidad de ganar alguna banca la oposición con casi el 25% -ojo al numerazo!- es por las internas del oficialismo antes que por los aciertos de enfrente.
¿Y por casa cómo andamos? Una representación mezquina del peronismo, sepan que quienes estamos abajo del escenario vemos un grotesco, se han convertido en La Casta que nada ve más allá de sus futuros cargos, el “kiosquito” del que alertaba el General.
En lo local, el gobierno contaba los días para que llegaran dólares con los que financiar la campaña, y fortalecer las bases para la próxima ´fuga de capitales´.
Primero hay que mostrar cuán dispuestos están a quemar el barco, así después te dan el combustible. El FMI, obscenamente ante la mirada del mundo, vuelve a “invertir” (ténganlo presente: Argentina es la inversión más segura de todo rapiñador) en el gobierno, no en la Argentina para su desarrollo soberano, para que siga permitiéndoles expoliar nuestros recursos naturales con la antiética Ley Bases: RIGI, derogación Ley de tierras, derogación ley del fuego, derogación leyes soberanas sobre endeudamiento y explotación hidrocarburos -Malvinas-; posicionarse militarmente con maniobras militares “conjuntas” con la flota estadounidense, acuerdo de un puerto para submarinos nucleares en Ushuaia, recuperación operativa “legal” del radar leolabs inglés en Tierra del Fuego, encajarnos los F-16… elijan!
Posicionamiento geopolítico estratégico sobre nuestros mares con la usurpación ´soto voce´ refrendada de Malvinas cual base de la otan y la proyección hacia Antártida; destruir la capacidad productiva, ampliando el desempleo generando subocupación con la “desregulación” de impuestos aduaneros para una invasión de importaciones, poniendo en riesgo la capacidad (ya no puedo decir soberanía) alimentaria de los, las, les, lis argentin@s.
Mi amigo tiene razón, cómo le explico a quienes están aturdidos de los gritos y el enojo que haber salido de los Brics debilitó la posición económico política argentina en las relaciones internacionales y propició un férrero agarre del FMI y de estadosunidos sobre políticas cambiarias; que los alineamientos y las fotos con Silvester y Elon, que las decisiones políticas entreguistas, son las que les dieron “confianza” a los inversores-expoliadores para la baja del Riesgo País (sepan que este índice le dice a los extranjeros que la Argentina es una “apuesta segura”, eso es lo que significa).
Todo esto es lo que le permite al gobierno con todo el poder del Estado, “Intervenir” y “Regular” el dólar y mantenerlo planchado. Es un artificio técnico, un entretejido entramado con los dueños del dólar. Mientras el dólar se mantenga estable y la inflación por debajo de los 3 puntos, la narrativa es que “vamos bien”, “hace lo que dijo” y con eso alcanza para que el discurso oficial sea legitimado socialmente. Poco quieren saber del cómo y del para qué. El cómo es reventando el país, ni lo esconden. Está a la vista la calidad política con la esta#a $ibra, , por dar un ejemplo nada más de cómo se juntan las figuritas en un mismo álbum: el cierre del Inadi, la intervención en Telam, la desfinanciación en obra pública, cierre y ahogamiento de hospitales (Bonaparte, Garrahan, Posadas, entre muchos otros) y cancelación de tratamientos de enfermedades fatales. Desprecio a los jubilados de hoy y de mañana, descalificación de la educación, desguace de empresas estatales estratégicas para la Defensa como Impsa y Fadea. El ´hackeo´ de nuestro Proyecto Carem, me quedo sin tinta…
A mi amigo le sugerí que, cuando quienes apoyan a este gobierno le digan: “¿Y si le sale bien?”, les pregunte a estos ´emprendedores-libres-de-pedaleandoYa´: ¿Cuántos kilos de carne compraste este mes?
Y a nosotros nos pregunto:
¿Cuánto más vamos a esperar que la Casta-defensora-de-trabajadores nos represente?
Wally
P.D.: Tarea para la vez que viene, hacer una lista con los nombres de potenciales representantes más o menos potables. Ya sé, no pongo ´idóneos´ porque no juntamos ni cinco, o si?
