La gestión Milei, en relación a la Cuestión Malvinas, “amenaza con ser desastrosa”

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De la Nota Original (https://palsur.com.ar/nota/1697/la-gestion-milei–en-relacion-a-la-cuestion-malvinas–amenaza-con-ser-desastrosa/)
Por Luciano Moreno Calderón.

Transitando ya el séptimo mes de la llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación, Pal´Sur entrevistó al diplomático argentino Lic. Guillermo Rossi, quien hizo un balance de la gestión, poniendo el acento de su análisis en dos medidas que el gobierno nacional busca llevar adelante, y que de hacerlo impactarían de manera “mortal” en la Cuestión Malvinas:

El embajador Rossi -que es una persona que por más de 40 años trabajó para el servicio exterior argentino y fue subdirector general de Malvinas y Atlántico Sur en la Cancillería de 1997 a 2010- comenzó diciendo sobre la gestión de Milei y Mondino: “amenaza a ser desastrosa. Todavía son amenazas porque no se han concretado algunas cuestiones que tendrían gravísimas sobre la continuidad de la posición argentina en la disputa”.

Consultado sobre cuales son las acciones que lo llevan a tener como perspectiva este panorama, Guillermo fue taxativos: Básicamente se trata de dos temas:

  1. la amenaza de traslado de la embajada de Argentina en Tel Avid a Jerusalen;
  2. un nuevo proyecto de Convención Internacional sobre Acuerdo sobre la Conservación y Uso sostenible de la Biodiversidad Marina mas allá de las Jurisdicciones Nacional (BBNJ) que se aplica en el marco de la CONVEMAR.

“El primero es un asunto que fue muy difundido por la prensa, y el otro, mas grave aún que este, tuvo muy poco tratamiento en los medios, por la dificultad de poder explicarlo con simpleza”. El segundo “aún es un proyecto internacional; ya que se terminó la redacción de esa convención y ahora los países, en una primera etapa la firman, y en una segunda, la ratifican”.

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El peligro de trasladar la Embajada.

 

Si Argentina traslada su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, caería en una grave incoherencia: estaría haciendo a otros lo que no quiere que le hagan a ella.

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que existen 90 embajadas en Tel Aviv y solo 3 en Jerusalén: eso ya te está mandando un mensaje. Incluso los aliados y sostenedores de Israel (excepto EEUU) no aceptan esa pretensión de llevar las embajadas a Jerusalén, y es por una razón muy simple: viola el Derecho Internacional.

En el caso de que Argentina lo haga estaría violando su propia posición en la larga disputa del Medio Oriente, que está basada en la Resolución 242 AGNU de 1967, que a su vez está fundamentada en resoluciones de 20 años anteriores, y que dice que Jerusalén debería ser un territorio internacional, que jamás se concretó. Por esto es que Argentina no puede caer en el reconocimiento de facto de Jerusalén como parte del Estado Israel, ya que este territorio fue conquistado y sigue ilegítimamente ocupado, en una situación que es exactamente igual a la que sufrimos nosotros en el Malvinas, las Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes. Entraríamos en una grave contradicción acerca de lo que decimos que se aplica para nuestros territorios ocupados ilegalmente por el Reino Unido, pero hacemos, reconocemos y avalamos que otro Estado (Israel) lo haga en perjuicio de otros Estados (Palestina).

No entiendo cual es la razón por la que Argentina tiene que caer en perjudicarse y lastimar severamente la coherencia de nuestra posición. Esta situación que aparentemente no tiene efectos, sí los tiene y afecta nuestra posición: porque el día de mañana, cuando nosotros tengamos que discutir la ocupación ilegítima británica ante un foro internacional de negociación política o sometiéndonos a un tipo de arreglo jurídico, la primera acusación que nos van a hacer es que nosotros vamos a solicitar se respete algo que nosotros mismos no reconocimos ni respetamos en el caso de los territorios ilegítimamente ocupados por Israel.

Por otro lado, Argentina tiene una ley de 1952 (la 14.025) que especifica que la Embajada se abre en Tel Aviv, y si bien el gobierno si no modifica esa ley la estaría violando, eso no sería una causa que impacte en el plano internacional; donde importan las conductas, y no lo que dice la ley interna que no cumplís. Por lo que, si Argentina traslada aún en contra de su ley la embajada, eso es lo que vale en el plano internacional.

Esto es muy grave, porque es como que van sacando la tierra por debajo de la casa, para que un día se desmorone. No se entiende el porque se está haciendo esto: que es un capricho irracional y sin explicación.

La ruinosa Convención sobre recursos biológicos en Alta Mar

 

Guillermo explicó el marco general en el que se inscribe esta convención sobre recursos marítimos mas allá de las jurisdicciones nacionales. 

En principio, desde hace mas de 30 años los países industrializados, cuando cambió el equilibrio de fuerzas en el plano del Internacional, comenzaron a tratar de modificar la CONVEMAR que se firmó en 1982 pero que no entró en vigencia sino hasta 1994 porque los países industrializados mas poderosos se negaban a aceptar la redacción de dicha Convención del Mar, a raíz de que era muy favorable a países en vías de desarrollo. Luego, desde aquel entonces (1994) a la fecha, se han ido firmando una serie de distintas convenciones internacionales, todas favorables a los países centrales e industrializados y económicamente mas importantes, en perjuicio de los países menos desarrollados.

Además de esa cuestión problemática -el avance de los poderosos-, que rige para los mas de 150 países en vías de desarrollo, nosotros tenemos que agregarle el problema de la ocupación ilegítima del Reino Unido. Es decir, Argentina tiene que analizar -de esta Convención- dos cuestiones (no una): (1) si nos conviene en el plano general y (2) si nos afecta en la disputa con el Reino Unido.

Hasta ahora fuimos esquivando las amenazas que representan esas convenciones, ya que Argentina nunca se hizo parte de ninguna, y por lo tanto no rigen para ella. Y a pesar que en el año 1995 firmamos una, nunca la ratificamos. Es importante destacar que, en el plano internacional, firmar una convención no significa que se aplica, hay un segundo proceso que es la ratificación, y Argentina nunca lo hizo.

Pero ahora, con esta nueva convención que se llama Acuerdo sobre la Conservación y Uso sostenible de la Biodiversidad Marina mas allá de las Jurisdicciones Nacional (BBNJ), que se aplica a la zona de Alta Mar -mas allá de nuestra la jurisdicción- el gobierno ya la firmó, y ya está elaborado el proyecto por el cual se va a mandar a consideración del Congreso la incorporación de Argentina a esta Convención, que es particularmente grave para nuestro país.

Esta convención, que trata sobre el aprovechamiento de los recursos biológicos de Alta Mar -objeto de interés de empresas de fabricación de medicamentos y cosméticos- buscaría crear Áreas Marinas Protegidas (AMP); un viejo proyecto que los países centrales vienen llevando adelante a los efectos de lograr que en esa zona no se pesque, y conservarla para que el día de mañana estén a su disposición los recursos. Una iniciativa -las AMP- impulsada por países que ya han depredado casi todo lo que podían depredar en el resto de los caladeros del mundo: tal es el caso de la Unión Europea, que es una de las mas depredadoras del mundo y que cada día pescan mas lejos de sus bases, como ser el caso de las empresas española que pesca ilegalmente en Malvinas hace mas de 36 años. 

Además de los problemas prácticos, económicos y productivos, en el tema Malvinas hay dos cuestiones problemáticas centrales: como cada vez se impone más en el Derecho Internacional el modelo de derecho común anglosajón sobre el derecho continental romano, en este tipo de acuerdos no se admiten reservas. Es decir, en su aceptación, Argentina no puede salvar su posición aclarando a la comunidad internacional que no va a aplicar lo que afecte su posición en la Cuestión Malvinas. Y, además, por otro lado, en el articulo 6 y 18, la propia Convención desconoce las disputas de soberanía, aduciendo que lo hace en beneficio de la protección del medio ambiente.

Si fuéramos parte, ratificando esta convención, prácticamente estamos condenando a muerte a la Cuestión Malvinas. Y si bien esto no es algo que va a pasar automáticamente, es acumular agravantes que terminarán sepultando nuestro reclamo.

El gobierno nacional lo sabe porque ya se lo hemos dicho a la Secretaria de Malvinas (Paola Di Chiaro), y ya sabe cuales son las consecuencias gravísimas de esto y la necesidad de que Argentina conserve la coherencia de su posición, que es lo mas importante. Porque no es coherente que nosotros nos quejemos de que el Reino Unido -por medio de su colonia en Malvinas- ocupa ilegalmente nuestro territorio, y que, a su vez, seamos parte de una Convención que reconoce los actos del gobierno de las Islas. Porque si bien nosotros no reconocemos el gobierno ilegítimo -kelper- de las Malvinas, como no podemos hacer la reserva, fatalmente vamos a caer en su reconocimiento.

Supongamos que el gobierno -ilegal- de las Islas crea una Área Marina Protegida en el marco de esa Convención, nosotros estamos obligados a reconocerla, reconociendo, con ello, el acto de un gobierno que no reconocemos.

Ya firmamos la Convención, lo cual esta mal -pero digamos que todavía no está perfeccionada la maldad del acto-, pero si la ratificamos, Malvinas pasará a ser una cuestión histórica pero ya no mas una reivindicación de ejercicio de soberanía. Esto, repito, no es algo que vaya a tener efecto negativo inmediato: pero es como seguir cavando debajo de los cimientos hasta que la casa poco a poco se va a desmoronando.

Lamentablemente de suceder esto (la ratificación), no tiene vuelta atrás. Es como dicen Joan Manuel Serrat: “juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por eso es muy importante que los legisladores (Diputados y Senadores nacionales), que hoy son la última línea de defensa del interés nacional, estén alertas y pongan freno a esto, porque si ellos aprueban una ley adhiriendo a esta Convención, el tema Malvinas a partir de ese momento deja de ser una cuestión de reivindicación de soberanía y pasa a ser una cuestión histórica, un recuerdo.

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Luciano R. Moreno Calderón

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Gastón H. Botter

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