Legado del Papa Francisco. Trump se disfraza de profecía autocumplida.
En esta última semana cada uno desde sus pensamientos, hemos acompañado con pesar (algunos más que otros), el camino del Papa Francisco a su reposo eterno. No podemos negar ninguno de sus actos de vida, ni los extremandamente complejos como superior provincial de los jesuitas en Argentina (1973-1979), ni los trascendentes actos de coraje como uno de los líderes mundiales más significativos durante los últimos 12 años. No los profundizaremos aquí, pero recordaremos algunos: su batalla dentro de la Iglesia contra los pedófilos y abusadores que disfrazados con una sotana aterrorizaron niños y jóvenes, su permanente práctica cotidiana de austeridad y compromiso con quienes sufren las mayores desigualdades de un sistema de exclusión y subalternización de miles de millones de personas, su incansable posicionamiento ético político contra quienes manipulan ese sistema y sin escrúpulos ni Dios, generan los peores males de nuestros tiempos; guerras, desplazamientos forzados, empobrecimientos maniqueos de regiones enteras. Hasta uno de sus últimos mensajes estuvo dirigido a estos grupos de poder desalmados, nombrándolos uno por uno, visibilizándolos.
Porque no existe la mano “invisible” del mercado, existen manos con CBU, nombre y apellido, donde acumulan las riquezas expoliadas y teñidas con sangre de los pueblos. Hoy enfrentamos un mañana con la incertidumbre sobre quién ocupará la silla vacía, si las profecías serán ciertas y estaremos por ver la caída de “algo” más que la precarización de las mayorías en obscena redundancia de unos pocos.
Para emular estos tiempos, el actual líder de las viejas narrativas occidentales y occidentalizantes, se ha propuesto como nuevo ´papa´, las mayúsculas se las dejo a quien represente el cargo dignamente.
En un mundo donde el terrorismo institucional es normalizado por agentes del poder, como los medios masivos de comunicación, politiqueros de republiquetas y semánticas políticamente correctas – claramente hago incapié en la atrocidad que se vive en cercano oriente, en países africanos, en cualquier otro espacio geográfico y/o virtual que cumpla estas características de avasallamiento – el Nerón de nuestros tiempos, dispuesto a hacer arder todo a cualquier costo, es una condensación simbólica de esta época. Quizás si le cabería el sayo.
Wally.
P.D.: No hace falta hacer futurología, el futuro llegó hace rato… y no me gusta.
